Significado Espiritual y Simbólico de la Piedra de Sangre
En el mundo antiguo, el heliotropo se consideraba el más bello de los jaspes, una gema de color verde profundo y terroso adornada con manchas de rojo brillante. Llamada la Piedra del Sol, y más tarde la Piedra de Cristo, se creía que su energía lleva la pureza de la sangre y habla intrínsecamente de vida y nacimiento, vitalidad y fuerza, pasión y coraje. Como talismán es místico y mágico, y sus virtudes son protectoras y nutritivas.
La leyenda más conocida de esta piedra procede de la Edad Media y afirma que las "Piedras de Sangre" se formaron durante la crucifixión de Jesucristo, cuando la sangre de sus heridas cayó sobre la tierra verde oscura y se convirtió en piedra. Otra versión declara que la sangre de Cristo, que fluyó del fatal golpe de lanza, cayó sobre un jaspe verde que yacía al pie de la cruz, y de ahí surgió la variedad de jaspe sanguinaria (otra forma de llamar a estas gemas).
Hoy, como entonces, la Piedra de Sangre se considera una gema de noble sacrificio y puede ofrecer valor y consuelo a todos los que están llamados a dar de sí mismos por el bien de los demás. Provoca el carácter más elevado y altruista de quienes la llevan o portan.
Sin embargo, era ya apreciada mucho antes de la época de Cristo, conocida en la antigüedad como la Piedra del Sol. Del griego hēlio, que significa "sol", y tropē, "giro", Heliotropo significaba "gira sol", y se le atribuyeron leyendas a esta piedra por la creencia de que cuando se colocaba bajo los rayos del sol poniente, o se sumergía en el agua, convertía el reflejo del sol en rojo sangre.
Su uso para la curación, y su conexión con la sangre y la desintoxicación de los órganos, se remonta a cinco mil años atrás en Mesopotamia. En muchas culturas, el heliotropo se sumergía en agua fría y se colocaba sobre el cuerpo para favorecer la circulación y transferir el poder del sol para prevenir lesiones o enfermedades, detener el flujo de sangre o curar cualquier herida. Su efecto coagulante era muy conocido y, por ello, los antiguos guerreros solían llevar el heliotropo como amuleto de protección y valor, además de sus aplicaciones prácticas.
Molido, pulverizado y mezclado con miel, se utilizaba para curar tumores, extraer el veneno de las serpientes y frenar las hemorragias. Se decía que eliminaba la putrefacción de los abscesos en un día, y se creía que el simple hecho de mirar una piedra de sangre prevenía las enfermedades oculares.
Esta gema era muy estimada no sólo como talismán de buena salud y larga vida, sino que tenía la reputación de traer a su dueño respeto, buena fortuna, riqueza y fama. Protegía del engaño, ayudaba a vencer a los enemigos en la batalla y aseguraba la victoria en los tribunales y en los asuntos legales. También se le atribuían propiedades mágicas, como la capacidad de controlar el clima evitando los rayos, conjurando las tormentas o invocando la lluvia. Confería el don de la profecía como "oráculo audible" que emitía sonidos como medio de guía o para advertir del peligro, y podía dirigir las energías espirituales para desterrar la negatividad y el mal.
El heliotropo puede clasificarse como una variedad de jaspe o calcedonia del cuarzo, y suele ser una combinación de las dos. Se suele definir como una calcedonia de color verde oscuro con manchas sanguinolentas de jaspe rojo o inclusiones de óxido de hierro. Se presenta en formaciones masivas, que van desde el verde oscuro hasta el azul verdoso o el negro verdoso, y puede ser de translúcida a opaca con un brillo ceroso y resinoso.
Además de las manchas y vetas del jaspe rojo, algunas formaciones contienen inclusiones de color amarillo o blanco, mientras que otras que carecen de inclusiones pueden ser totalmente verdes. La piedra de sangre se ha denominado jaspe de sangre y los ejemplares que sólo tienen inclusiones amarillas se llama plasma.
En el mundo antiguo se consideraba una piedra semipreciosa o gema, y se utilizaba mucho como sello de anillo y en joyería, además de ser tallada en copas decorativas, pequeños jarrones y estatuillas.
